¿Falta de motivación? Tenemos la clave
Para hacer algo, hay dos maneras básicas de conseguir hacerlo. La primera opción, más popular y también más equivocada, es tratar de motivarse. La segunda, impopular pero correcta, es cultivar la disciplina.
Cuando adoptamos una perspectiva diferente, en la mayoría de los casos, obtenemos resultados inmediatamente diferentes. Con la motivación ocurre exactamente esto.
¿Cuál es la diferencia respecto al modelo tradicional?
La motivación, en términos generales, trabaja sobre la suposición de que un estado concreto mental es necesario para poder completar una tarea.
Incorrecto.
La disciplina, en cambio, se separa hacia fuera del estado anímico y, por tanto, elude el problema interno que podamos tener.
La terminación de la tarea provoca un estado interno, el mismo estado que los procrastinadores piensan que necesitan para empezar la tarea.
Para verlo de una forma sencilla. Debemos entrenar para acabar siendo atletas olímpicos, no ser atletas y después ya ponernos a entrenar.
Si la acción está condicionada directamente por los sentimientos, esperar el estado de ánimo idóneo convierte a la tarea es una montaña imposible de escalar. Si esperas a tener ganas de hacer las cosas, mal vamos. Estos lazos son los que tienen ya instaurados los procrastinadores.
Lo que de verdad debemos plantearnos es cómo hago que mis sentimientos se anulen y sea capaz de realizar las tareas que tanto me abruman. La clave está en cortar el vínculo entre sentimiento y acción, y hacerlo sí o sí. Tienes de esta forma la oportunidad de sentirte bien y estar lleno de energía y ganas después.
La motivación, en muchas ocasiones, es el camino equivocado. Una falta de confianza tiene que ver con la falta de motivación, por lo que estaríamos ante problemas realmente psicológicos.
Dado que en nuestro día a día requerimos hacer cosas que son imposibles que traigan un entusiasmo masivo, esta motivación se encontraría con el obstáculo insuperable de tratar de suscitar entusiasmo que objetivamente es complicado que aparezca. Por tanto, la solución está en salir de nuestra mente, alejarnos del sentimiento primario y alcanzar el beneficio emocional posterior.
Por tanto, la disciplina es la clave de todo.